En 1961 al contemplar la urgente necesidad tanto espiritual como material del pueblo que nos rodeaba, nos hicimos la pregunta: ¿Cómo podemos expresar el amor de Cristo a un pueblo tan necesitado?. Por supuesto, que al principio parecía ser una tarea demasiado difícil. Había muchas necesidades sin respuesta. Fue en ese momento que Dios puso en nuestro corazón el ministerio de los colegios cristianos, con todas las limitaciones del caso iniciamos esta labor con tan solo 81 alumnos.
No teníamos recursos económicos, ni tampoco construcciones adecuadas, ni el personal cristiano preparado para este gran reto; sin embargo, poco a poco, el Señor fue proveyendo lo necesario para que se pudiera cumplir este ministerio que daría respuesta a la necesidad del pueblo a largo plazo.
Una de las primeras lecciones que aprendimos en ese inicio fue el hecho de que no debemos despreciar las cosas pequeñas. Que debemos empezar con lo que Dios pone en nuestras manos y esperar que Él lo multiplique como lo hizo con los panes y los peces en el Nuevo Testamento.
En cada paso que tomábamos por fe, el Señor en su misericordia suplía lo necesario para poder salir triunfantes en este ministerio. En los siguientes años comenzamos a construir escuelas e iglesias en las zonas marginales de San Salvador y otros países de Latinoamérica, incrementando el número de niños a quienes se les daba la oportunidad de escapar de una vida de pobreza y desesperación, es así que hoy está vigente el sueño de Dios en esta institución educativa.

Atentamente

Reverendo Juan Bueno
Fundador.